Aprendizajes del S. XXI: “propuestas para un aula creativa”

11.11.2019

   El jueves 7 de noviembre pudimos asistir a unas jornadas sobre educación que fueron de lo más interesantes. A raíz de ello tomamos algunas notas sobre varias cosas que nos llamaron la atención y en este artículo vamos a escribir una de ellas.

   En esta ocasión vamos a hablar de la conferencia que dio Susana Fernández Millán, profesora de Lengua y Literatura del IES Escultor Sánchez Mesa, Otura.

   El cambio en el sistema educativo está en manos del docente, ya que es quien puede modificar el tipo de procedimiento que usa en sus clases. El problema es que hay profesores desmotivados con el cambio y no modifican su metodología. Una de las obligaciones de los profesores es ser reflexivos con su propia labor docente y modificar los aspectos necesarios para que los alumnos puedan sacar el mayor partido de sus clases. El profesor debe ser un guía, debemos estar motivados para poder motivar a los alumnos.

   Para mantener el interés y la atención de los alumnos es importante que el profesor se adapte a ellos, a sus necesidades y sus intereses, que dependen del contexto social. Una forma de hacerlo es dejando de lado el libro y guiando las clases para algo más que un simple examen, es decir, darles conocimiento que sea importante de verdad y puedan utilizar en la vida real. La enseñanza debe estar enfocada en que los alumnos aprendan las competencias clave y cumplan los criterios de evaluación, no en que pasen un examen a través de la memorización de conceptos que realmente no han aprendido.

   Es esencial fomentar el cambio de rol en el alumnado, quien debe abandonar su participación pasiva como receptor de información y pasar a una participación activa en su educación, es decir, debe recibir responsabilidades sobre su propio aprendizaje. Esto se consigue con las metodologías activas, que a su vez fomentan el cambio en el sistema educativo y una mejora en la productividad de la enseñanza. Incluso se ha demostrado que estas metodologías funcionan también con los que son considerados como "malos" alumnos.

   Se aprende mejor enseñando al compañero que recibiendo información. Hay quien define 'aprender' como una conversación. Es necesario estimular en los alumnos el pensamiento crítico, el trabajo en equipo, la investigación, la interacción (que es la base de la cooperación), etc.

   No es necesario abandonar el libro al cien por ciento, pero sí que haya un cambio de actividades en el aula para mantener la motivación del alumnado. Por ejemplo, hacer que de vez en cuando los alumnos salgan del aula para realizar alguna tarea. La profesora propone realizar un teatro para enseñar lengua y literatura a través de lo que a los alumnos se les da bien: unos se encargan de la actuación, otros del decorado, otros de las luces... y así están trabajando en un proyecto basado en tareas y de forma cooperativa. A su vez, las tecnologías deben formar parte del día a día en el aula.

   Como ejemplos de metodología activa encontramos varios fácilmente accesibles: ya que kahoot no se puede usar porque en algunos centros se prohíbe llevar móviles, hay alternativas que son iguales a esta aplicación pero que no necesitan del uso de los dispositivos; la clase invertida, que consiste en que el profesor graba la lección y los alumnos pueden verla cada vez que quieran en casa y en el aula se hacen las tareas y se resuelven dudas; el estudio de casos, que consiste en llevar el conocimiento al mundo real y descubrir el porqué de las cosas; el trabajo por proyectos o tareas, para el cual es muy importante el producto final, etc.

   En resumen, hace falta cambiar varias cosas para un mejor sistema: sustituir la repetición por investigación, la disciplina por libertad, la competición por cooperación, las respuestas por preguntas y la normalización por diversificación. 

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